Desde Los Altos
Fredy López ArévaloCuando el Nuncio Apostólico Cristopher Pierre ofició la misa del último adiós al obispo Samuel Ruiz García, el medio día de ayer, la plaza de la paz lucía atiborrada de feligreses católicos. Pero no como se esperaba. Poco antes, el delegado del Instituto de Protección Civil, Víctor Amezcua, había reportado que en los momentos en que más gente hubo, se juntaron entre 2,800 y 3,000 feligreses. “No ha sido un evento estacionario, entra y sale la gente”, dijo.
Al momento del cenit, el sacerdote Heriberto Cruz, párroco de Tila, hizo uso del micrófono para arengar a quienes hasta ese momento habían acudido al llamado de la Iglesia católica para sepultar a quien durante 40 años fue obispo de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas. Las consignas eran vivas y alabanzas. Un griterío generalizado. Para entonces hacía 36 horas desde que el féretro del obispo se expuso a la oración de los fieles y a la despedida de las comunidades eclesiales de base. Fueron cientos los que desfilaron frente al ataúd donde yacía el cuerpo embalsamado del obispo de Irapuato, Guanajuato. Las estimaciones de los medios es de que por lo menos cinco mil feligreses acudieron a darle el último adiós a Jtatic Samuel Ruiz García.
El gobernador Juan Sabines Guerrero, y su esposa Isabel Aguilera, estuvieron presentes en la parte exterior de la llamada catedral de la paz, aunque del martes en la madrugada había acompañado al cortejo fúnebre en su ingreso a la catedral de la paz.
El arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Rogelio Cabrera, dio el pronunciamiento a nombre de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). Las palabras pronunciadas por el obispo Felipe Arizmendi Esquivel, su sucesor en la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, resume los sentimientos encontrados que generó su pastoral religiosa, incluso, más allá de la grey: “Terminó su paso por esta tierra Don Samuel Ruiz García, obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas, quien presidió esta diócesis de 1960 a 2000. Idolatrado por unos y aborrecido por otros, ya concluyó su misión y pedimos su descanso en la paz eterna”. Luego se interroga: “¿Qué legado nos deja Samuel Ruiz, y que no debemos perder, por sus raíces evangélicas?”
Dice: “Entre otros aspectos, enumero la promoción integral de los indígenas, para que sean sujetos en la Iglesia y en la sociedad. La opción preferencial por los pobres y la liberación de los oprimidos, como signo del Reino de Dios. La libertad para denunciar las injusticias ante cualquier poder arbitrario. La defensa de los derechos humanos. La inserción pastoral en la realidad social y en la historia. La inculturación de la Iglesia, promoviendo lo exigido por el Concilio Vaticano II, que haya iglesias autóctonas, encarnadas en las diferentes culturas, indígenas y mestizas. La promoción de la dignidad de la mujer y de su corresponsabilidad en la Iglesia y en la sociedad. Una Iglesia abierta al mundo y servidora del pueblo.
El ecumenismo no sólo con otras confesiones cristianas, sino con toda religión. Una pastoral de conjunto, con responsabilidades compartidas. La Teología India, como búsqueda de la presencia de Dios en las culturas originarias. El Diaconado Permanente, con un proceso específico entre los indígenas. La reconciliación en las comunidades. La unidad en la diversidad. La comunión afectiva y efectiva con el Sucesor de Pedro y con la Iglesia universal”.
Es de llamar la atención el silencio del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ante la muerte de quien fuera mediador en las pláticas de paz con el Gobierno Federal; en cambio, la asociación civil Las Abejas, de Chenalhó, emitió la mañana de ayer un comunicado de prensa expresando sus condolencias, aunque no se vio presencia masiva de sus agremiados, considerados bases de apoyo del EZLN y parte de las Comunidades Eclesiales de Base de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas.
Dicen Las Abejas: “Aquí venimos a verte, venimos a visitar a tu cuerpo, a hablar a tu alma. Tú ya te fuiste, dejaste la tierra, ya no comerás más lo dulce y lo agrio. Nuestro Creador, Nuestro Formador, te han llamado a descansar, porque ya hiciste lo que tenías qué hacer. Jtotik Samuel, aquí quedamos todavía tus hijos, tus hijas. Nosotros seguiremos caminando, nosotras vamos a seguir luchando por nuestros derechos, por la paz y la justicia. Claro, si no nos hubieras enseñado, si no hubieras vivido con nosotros y nosotras, no sabríamos defendernos. Si no hubieras venido aquí a Chiapas, seguiríamos viviendo como esclavos, ciegos y subordinados por el mal gobierno”.
En la ceremonia de despedida al obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas estuvo presente el ex obispo de Tuxtla Gutiérrez, y luego obispo de Acapulco, Guerrero, Felipe Aguirre Franco, quien reconoció haber tenido algunas discrepancias con el obispo Samuel Ruiz García:
El día de su muerte, el lunes a las 09:45 de la mañana, el gobernador Juan Sabines Guerrero externó sus condolencias, que también reflejan un sentimiento de comunión con Samuel Ruiz García: “No es posible entender ni comprender los últimos 50 años de historia de Chiapas sin la contribución de don Samuel Ruiz García. No es posible tampoco comprender y valorar los últimos aportes de los procesos sociales y políticos de los Pueblos Indígenas de Chiapas, sin el concurso del “Obispo de los pobres” don Samuel. Hombre generoso y respetuoso de distintos procesos, con una visión y esperanza clara en el mañana. Hombre abierto a la pluralidad de aportes.
Conversador en Tzeltal, conversador en Tzotzil. Gran conocedor y con una profunda valoración de las culturas. Los procesos de inclusión, tolerancia, respeto y no racismo deben mucho a su labor primera. Caminante de veredas y montañas desde la década de 1960, la figura de don Samuel Ruiz García es fundamental en las últimas cinco décadas de construcción humana, social y política en Chiapas. La hoy consolidada red no gubernamental e institucional de defensa de los derechos humanos es impensable sin la figura y labor pionera de don Samuel.
El ejecutivo estatal, con respeto, se suma al reconocimiento doloroso de los significados que esta pérdida tiene para las comunidades indígenas; para los defensores de los derechos humanos, pero también, para todos los esfuerzos democráticos, de bienestar social y esperanza de los distintos actores de Chiapas. El ejecutivo estatal confía en que el legado del Obispo seguirá contribuyendo y sumando a las nuevas dinámicas de cambio y construcción”.
Así es como diversos sectores del clero católico, las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), y el propio gobierno estatal, acogieron la muerte del obispo Samuel Ruiz García. Queda claro que más allá de la persona, lo que se le reconoce al desaparecido Samuel Ruíz García es su labor pastoral, su obra, viva en las comunidades indígenas de Chiapas, y que entre los seguidores del “obispo de los pobres” hay quienes consideran que Samuel Ruiz García más que un sacerdote fue un profeta, que buscó mejorar las condiciones de vida –de mayor igualdad y libertad- para los indígenas.
Es el caso del obispo de Saltillo, Coahuila, Raúl Vera López: “Don Samuel fue como el profeta Jeremías, un hombre que vivió y experimentó la contradicción. Una persona cuyas acciones eran discutidas y condenadas por una parte de la sociedad, pero para los pobres y para quienes hemos trabajado junto con él, para ellos, don Samuel fue una luz potente en quien se cumplió íntegramente aquello que Dios le dijo al profeta: “Desde hoy te doy autoridad sobre las gentes y sobre los reinos, para extirpar y destruir, para perder y derrocar, para reconstruir y plantar” (Jer.1,10).
“Don Samuel llegó a un Chiapas plagado de injusticias y de abusos contra el pueblo indígena y contra los pobres. Le tocó ver con sus propios ojos las espaldas de los hombres indígenas marcadas por el látigo de los finqueros; constató desde la palabra de los pobres indígenas, cuando él llegó a esa zona, que el salario para ellos era de tres centavos al día, y todavía se trataba de un salario que nunca se pagaba, pues existía la tienda de raya. También conoció a las muchachas indígenas sometidas a la “ley de la pernada”, es decir, el patrón, antes de que ellas llegaran al matrimonio, tenía que constatar, uniéndose a ellas, su virginidad”.
Los hay, también, quienes ven en él un agitador, que convulsionó al estado de Chiapas.
Comenzó la cargada
El líder cañero Jesús Alejo Orantes Ruiz externó con determinación su respaldo al diputado federal Roberto Albores Gleason para dirigir el PRI, por considerar que el legislador sabrá conducir al PRI tomando en cuenta a todos sus militantes y simpatizantes. “Es evidente que en las regiones se respira que el priísmo quiere ir en unidad y ven en Albores Gleason como el hombre capaz de impulsar el crecimiento del partido”
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