viernes, 7 de enero de 2011

Santos Reyes a los campesinos

Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
¡Ternura! Léster Hernández Esquinca, diputado local por el PRD, devolvió ayer la felicidad a miles de campesinos olvidados y en pobreza extrema; sencillamente, resultó conmovedora la felicitación que les envió desde la Tribuna del Congreso del Estado, en una monserga senil en la que el olvido y el cinismo resaltaron por sí mismos.

De los 40 legisladores, solo tres recordaron el aniversario de la Promulgación de la Ley Agraria de 1915. Enoch Hernández, Víctor Ortiz y Léster Hernández. Los tres ubicaron al empobrecido campesinado en un mundo raro.

Lejos de las carencias, de la asistencia técnica, del respaldo contra el brutal coyotaje, de la grave problemática que es y ha sido la falta de espacios y oportunidades para quienes se dedican al cultivo de las tierras. Más bien, fueron sendas clases de historia, mal leídas, por cierto. Obviamente, ninguna propuesta.

Aunque en su descargo habrá qué decir que la tierra se ha vuelto insuficiente para repartir entre los campesinos; esto último debe analizarse con sumo cuidado, pues en el caso de Chiapas, existe un fenómeno que pocos han querido ver con seriedad y firmeza de determinación para solucionarlo: Las tierras despojadas a los grandes potentados por parte de algunas organizaciones campesinas, están siendo desperdiciadas. O que simplemente, han cambiado de dueño.

Suele suceder que tal ó cual organización, invade un predio, una finca ó un rancho; sacan la cosecha, se sirven de ésta y nunca más vuelven a sembrar un grano de frijol. Podemos asegurar que más que falta de asistencia y apoyo gubernamental para cultivarlas, a los invasores les gana la pereza y ahí siguen, gritando, exigiendo.

Solo en la llamada “zona de conflicto” hay decenas de fincas tomadas por los zapatistas y no producen nada. Cuando el gobierno e incluso algunas instituciones independientes de éste han intentado ayudar con asesoría de toda índole, de inmediato son acusados de ser parte de un plan oficial para infiltrarse y romper el esquema de vida que les ha sido impuesto a indígenas y campesinos indefensos. Se oponen a la construcción de carreteras bajo el pretexto que éstas servirán para que el Ejército los persiga con mayor facilidad.

Por otro lado está la falta de control en los programas de apoyo financiero. Si revisamos cada uno de éstos, vamos a encontrar inconsistencias vergonzantes e incluso, mal uso de éstos. Hay “programas” a fondo perdido que en lugar de promover una cultura de responsabilidad entre los campesinos beneficiados, los ha malacostumbrado, de tal manera que el día que lo reciben, los verdaderos beneficiados son los dueños de cantinas y prostíbulos, que es a donde van a gastarse el recurso.

Dicho de otra forma, tierras para repartir, físicamente, sí hay; lo que no ha habido es un programa eficaz para hacer que sus actuales propietarios, usufructuarios ó como se les quiera llamar, las hagan producir. El excesivo paternalismo, lejos de ayudar a los campesinos, por desgracia, los ha hecho dependientes y por lo mismo, dejados. Y si a esto le añadimos la corrupción, podemos declararnos fritos.

Está probado que la “ley del embudo” es imprescindible en la repartición de los programas aparentemente financieros para los campesinos. De mil pesos —por decirlo de una forma hipotética— que el gobierno federal eroga por campesino, a éste último le llegan solamente cien. Cada funcionario que toca ese dinero, se va quedando con su respectiva parte. ¿Qué hay qué hacer? Una revisión minuciosa de esos recursos; vigilar que lleguen completos al beneficiario y establecer pautas certeras para que cada uno cumpla con su compromiso; el gobierno con la ayuda y el campesino, produciendo. Por otra parte, recuperar las tierras que algunos dirigentes campesinos han tomado para sí y repartirlas entre los auténticos productores, en el entendido que si no producen, éstas pasarán a manos de otros que sí tengan voluntad para ser parte del desarrollo de Chiapas.

Por lo demás, a Léster Hernández, ayer en Tribuna, solo faltó que deseara a los campesinos un “Feliz Día de los Santos Reyes”, si es que aún creen en esos divertidos personajes. Enternecedores, los señores legisladores.



Tarjetero



*** Ayer intentamos entrevistar a la diputada Candelaria Zepeda sobre el tema de los zapatistas, en virtud que ella ha quedado como representante del Congreso ante la COCOPA. Salió huyendo, lo que nos deja perfectamente claro que poco o nada sabe del tema. “Lo dejamos para otro día, ¿sale?”, dijo entre carreras y el rostro enrojecido. ¿No será que la legisladora me entendió mal y creyó que la estaba invitando a una copa? No, señora diputada, yo quería que hablara sobre la COCOPA, no la estaba invitando a una copa para que la dejemos para otro día. Pero en fin. *** Mañana le tendré una historia de corrupción, abusos y latrocinio que lo va a dejar frío. Le adelanto que se trata de las torturas infringidas a los detenidos en los centros administrativos de Tuxtla Gutiérrez, en el trienio pasado. Éstas eran ordenadas por Pedro Becerra Toledo, funcionario municipal, quien bajo amenazas, presiones y chantajes, obligaba a los seis jueces administrativos a entregarle determinada cantidad de dinero. Las torturas eran para obligar a los presos a pagar multas más altas, mismas que no eran consignadas en las boletas de liberación. Grave el caso. Esté pendiente. Éste funcionario, por cierto, ha amenazado de muerte a quienes lo denuncien. Fichita, el sujeto. *** Claudia Trujillo, secretaria de Economía, dio a conocer ayer, una importante inversión del gobierno estatal para El Soconusco. *** Luego nos leemos.

ksheratto@hotmail.com

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