jueves, 27 de octubre de 2011

NAFTALINAS

Por. Juan Carlos Gómez Aranda
Casi al término de la Segunda Guerra Mundial, cuando los ejércitos aliados avanzaban hacia Berlín después del desembarco en Normandía, no fue extraño que al acercarse a París, ante los mandos norteamericanos se presentaran oficiales franceses vestidos con relucientes uniformes para ofrecer sus servicios e incorporarse a la liberación de su territorio. 

Estos militares galos eran lo que los miembros de la Resistencia llamaban “naftalinas”, esto es, personas que habían servido al régimen de Vichy, colaboracionista de los alemanes, y que en esas fechas sacaban del ropero sus trajes oficiales al constatar que la victoria de los aliados era inminente.

Lo anterior sale a colación porque en muchas partes del país, políticos y militantes están buscando y puliendo sus insignias tricolores -de las que renegaron o abandonaron durante la reciente decena de años- para hacer acto de presencia en los nuevos epicentros de decisión del PRI y renovar sus votos ideológicos.
Este proceder no debe de asombrarnos ni extrañarnos, siquiera. En todo caso, se trata de un tema que las dirigencias del partido deberán de procesar estatutariamente y con criterios comprometidos con la lucha opositora que en muchos lugares su militancia ha encarado en condiciones verdaderamente adversas para la reconstrucción que no muchos imaginaron y por el retorno por el que, más pocos aún, trabajaron. Sin embargo, como en los terrenos de la política no todo es apego a los principios y reconocimiento al trabajo de base pues se requiere un toque de pragmatismo, es previsible que a la hora de entreverar a los remisos se propicien escaramuzas internas, señaladamente durante el proceso electoral en los distritos y municipios donde actualmente el tricolor es oposición y sus militantes no aceptan la línea sin rechistar.

Una explicación para que ocurran estas nuevas procesiones laicas –además del reprobable pero humano oportunismo-, es que son motivadas por la información que difunden los medios de comunicación sobre el posicionamiento de los partidos políticos en la preferencia de los electores, cuando aún no existen candidatos ni campañas formales de proselitismo.

Y cómo no van reaccionar así los interesados en la política –y en ocupar cargos públicos- si esta semana se difundieron nuevos estudios de opinión de diversas casas encuestadoras que favorecen ampliamente al PRI como el más posible ganador de la elección del año próximo. Incluso en el DF, donde el PRI que pasó a ser la tercera fuerza por debajo del PRD y del PAN, las encuestas del momento favorecen la candidatura de Beatriz Paredes para la jefatura de Gobierno, superando a cualquiera de los posibles candidatos que ponga el PRD.

¿Cómo están los partidos y qué nos dicen las encuestas en este momento?

Mientras en el PRD abundan las confrontaciones y entre reproches no lograron elegir el domingo pasado a sus consejeros nacionales, en el PAN cuestionan el método aprobado para elegir a sus candidatos del 2012, el PRI mantiene un proceso interno pactado y con propuestas que han permitido a sus dos aspirantes participar e incluso imponer agenda. También, sostiene sus expectativas de triunfo al continuar sobresaliendo en los resultados de las encuestas, como las recientes de Parametría y de BGC–Excélsior que lo ubican en 47 y 50 por ciento de las preferencias y según la primera casa, si hoy fueran las elecciones, un candidato del PAN-PRD-PT-MC, tendría 45% y el candidato del PRI-PVEM-PANAL, 55%.
En el PAN, a siete semanas de estar de lleno en su promoción, Ernesto Cordero no alcanza a cumplir las expectativas que vaticinaban un relanzamiento de sus aspiraciones al dejar el cargo en la Secretaría de Hacienda. La reciente encuesta de GCE-Milenio, muestra que subió 19 por ciento de las preferencias entre panistas, pero Vázquez Mota se anota 45 por ciento.
En la izquierda, quien se advierte recargado es Andrés Manuel López Obrador, quien tras la evidente moderación de su discurso y sus giras internacionales ha incrementado puntos porcentuales en la aceptación pública. Así lo corrobora la reciente encuesta de Parametría, que lo ubica en 24 puntos, cuando en julio estaba por debajo de los 20 puntos.
En el caso de la próxima elección en Michoacán, existen divergencias entre los estudios de opinión al ubicar a un posible ganador, pero llama la atención que en las cifras disponibles en ningún caso aparezca el PRD como triunfador. Estudios de Reforma y Excélsior ubican al PRI adelante en las preferencias, en tanto las de Milenio al PAN.
Por el estado de incertidumbre que se advierte, seguramente los naftalinas de tierras Purépechas de los diferentes partidos, están confundidos y seguirán lustrando sus emblemas por un rato más en espera de que los astros que guían a la política los orienten mejor para iniciar su marcha sexenal.

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