-MAS QUE BUEN FIN, BUSQUEMOS UN FIN BUENO
Por Ronay González
Cuántas veces nos entran los aires de grandeza y nos “pegamos unas ensartadas marca diablo” comprando cosas que son increíblemente inútiles para el desarrollo de nuestras vidas.
Hace poco un amigo, del que me reservo su nombre, se compró una hermosa sala de piel color café, de esas que hasta brillan cuando están exhibidas, y pues claro que son más cómodas que el mismísimo paraíso, y se la compró porque hacia juego con su increíble pantalla led de 70 pulgadotas; la compró precisamente durante el BUEN FIN del año pasado.
No pudo esperar mucho para estrenarla, hasta parecía que su apartamento estaba diseñado para la pantalla y la sala nada más. Ya instalada en su casa y con los cuatro amigos que somos, estábamos prestos para ver una película, pero a mi pobre amigo la realidad lo golpeó muy fuerte, resulta que todos sabíamos (menos él claro) que para ese tipo de salas es forzoso tener aire acondicionado para que no se convierta en un sauna (precisamente lo que pasó), la “sudadera” no se podía apaciguar ni con los tres ventiladores que estaban prendidos. Y ahí sigue la sala, brillante, espectacular, pero no la puede usar a menos que la tape con una sábana o gaste en el aire acondicionado, lo cual tendrá que ser hasta después de que acabe de pagar la pantallota, y la sala.
Este es uno de los resultados de las campañas de mercadotecnia que ya están en todo su apogeo con esto del Buen Fin, nos “bajan las perlas de la Virgen”, con todo y Virgen de hecho, pero el que las cosas estén baratas (en caso de que no les hayan subido el precio dos días antes), no quiere decir que las podamos pagar.
Está por llegar la edición 2013 (del 15 al 18 de noviembre), y aunque se supone que tendremos la posibilidad de adquirir productos a un mejor precio, debemos de cuidar mucho tentación con las tarjetas de crédito y evitar así que las cuentas se conviertan en una pesadilla para el bolsillo, porque las deudas acaban hasta con los matrimonios. Debemos ser responsables con nuestro bolsillo “y no caer de trompa”, dijeran por allá en la Xochimilco.
La misma Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) recomienda hacer compras inteligentes, buscando el mayor provecho, si es posible no utilizar las tarjetas de crédito, o no caer en ningún gancho de financiamiento sin antes hacer un análisis de nuestro presupuesto, tomando en cuenta ingresos, gastos, incluso las deudas, para que no pasemos de Buen Fin, a puro FIN.
Los que entienden de finanzas recomiendan hacer una lista de las cosas que se necesitan o desean y clasificarlas según su prioridad, para de esa forma definir si realmente vale la pena adquirir los productos a mensualidades sin intereses o con alguna otra promoción, buscando siempre no endrogarse claro. Las compras del Buen Fin son principalmente para bienes duraderos, como electrodomésticos o equipos de cómputo, realmente no funciona para adquirir productos de consumo inmediato como ropa, despensa, o la cena de navidad adelantada.
Por ejemplo, si ya tenía planeado comprar una computadora nueva, este puede ser el momento, compare precios; pero si su computadora sirve, no habría para qué tener otra, por más descuento que tenga. Por ejemplo, yo andaré buscando alguna funeraria que me dé algún descuento para mi suegra; creo que ella estará preguntando por lo mismo, aunque para mí claro.
“Una oferta que no necesitas no le conviene a tu bolsillo”, así que tengamos un Buen Fin, buscando tener un FIN BUENO, porque mi amigo sacó su sala-sauna a 24 hermosos meses, este noviembre va justo a la mitad, falta un año para pagarlo y ni siquiera sirve para sentarse.
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