miércoles, 13 de noviembre de 2013

Palestra

¿Nueva deuda?
Por. Rodrigo Ramón Aquino

Ayer en el Congreso del Estado se dio la primera lectura de la Iniciativa de Decreto por el que se autoriza al Estado de Chiapas, por conducto del Poder Ejecutivo, a reestructurar la deuda pública que mantiene con instituciones de crédito, esto con el fin de mejorar las tasas y plazos vigentes.

Antes de que cualquiera diga que es una nueva deuda, los diputados integrantes de la Comisión de Hacienda, que es de donde surge, deberán explicar a detalle los alcances, costos y beneficios. De lo contrario, la poca o nula información con la que dispongan los medios de comunicación, incluso el desconocimiento fiscal y hacendario de algunos legisladores, terminará generando una nota con un titular escandaloso tipo: “Hunden más a Chiapas en la deuda”.

Pero también los representantes de los medios deberíamos hacer un esfuerzo por comprender en lo mínimo los conceptos que nos permitan informar y orientar mejor al lector. De lo contrario, terminaremos confundiéndolo o alarmándolo, por descuido, o, en el peor de los casos —de que los hay, los hay— por malevolencia.

Para empezar, la iniciativa leída dice claramente que es para “reestructurar” la deuda pública con instituciones de crédito. La reestructuración es un término empleado en economía que se refiere al proceso de modificación de los términos de una deuda previamente pactada. El principal motivo para ello es casi siempre que el deudor no está en condiciones de cubrir los compromisos adquiridos.

Durante la reestructuración se acuerda generalmente la modificación de plazos de vencimiento, así se elimina la acumulación de deuda en el corto plazo; el reescalonamiento de la deuda, que busca hacer más uniformes los montos anuales a pagar, y la modificación de intereses a una tasa más favorable. En una palabra, se trata de renegociar.

Pero bueno ¿es o no es un nuevo préstamo? Hasta este punto no lo es, pues sólo se han renegociado los términos y condiciones.

Peeeeero… hay también ocasiones en que las solas modificaciones no bastan y es necesario refinanciar la deuda, es decir: pedir nuevos préstamos, en condiciones más accesibles, con los que se pagan los anteriores.

Mientras tanto, en el jardín de los senderos que se bifurcan de la economía, lo ideal es que los integrantes de la Comisión de Hacienda conozcan a pie juntillas la iniciativa que presentan, y que cuenten con los recursos suficientes para informar con claridad a la ciudadanía a través de los medios de comunicación, para que estos últimos no tengan razón para especular.

Pero mientras son peras o manzanas, pesos o dólares, quetzales o yenes, ya se habla de un préstamo de hasta 11 mil millones de pesos, del cual le mantendremos informados.

Ágora

Leo en el portal de noticias Chiapas Paralelo la crónica literaria San Juan Chamula, de Saúl López de la Torre. Al autor no lo conozco, no había siquiera escuchado hablar de él, pero a juzgar por su narrativa supe desde el primer párrafo que no se trataba de un improvisado. Pregunté por él con mi amigo Ciro Castillo, me dijo que es amigo de don Roberto Coello Trejo, el exdirector de La Voz del Sureste, quien en su juventud pasó alguna temporada en cárcel de Lecumberry. De ahí quizá la amistad. De ahí quizá, por Sarelly Martínez, llegó a los paralelos.

Según su biografía, López de la Torre (Suchiate, Chiapas, 1950) fue dirigente de los estudiantes normalistas rurales de Chiapas y militante del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR). Participó en la organización de las bases de apoyo del Partido de los Pobres, liderado por Lucio Cabañas Barrientos en la sierra de Guerrero, junto con militantes de diferentes organizaciones guerrilleras que operaron en el país en los años 70 del siglo pasado y por lo que estuvo preso de octubre de 1973 a septiembre de 1977, en una cárcel clandestina de la Brigada Blanca, en Lecumberri, en el Reclusorio Norte y la penitenciaría de Santa Martha Acatitla.

Tras recibir la amnistía, ingresó a la administración pública (de 1978 a 2007) donde desempeñó cargos como delegado de la Conasupo en Chiapas, director de Operación y Desarrollo del Instituto Nacional Indigenista y gerente de Desarrollo Social de Pemex. Normalista rural, publica relatos en la revista Nexos (que dirige Héctor Aguilar Camín), es articulista de La Crónica de hoy y La Jornada de Veracruz, autor del poemario Poesía recuperada (ICHC, 1990) y del libro de memorias Guerras secretas (Artefacto, 2002).

En septiembre pasado presentó su primera novela: La casa de bambú (Cal y Arena) en la ciudad de México. En Chiapas, en compañía de Héctor Cortés Mandujano, Sarelly Martínez Mendoza y José Juan Balcázar, aprovechó la Muestra Internacional del Libro Chiapas-Centroamérica para hacer lo propio.

Si me lo preguntan, me gustaría conversar con Saúl López de la Torre, porque, además de atraído por su literatura, quisiera preguntarle si recuerda el Ejido La Libertad, Ciudad Hidalgo, Suchiate, donde nació. Porque buena parte de mi infancia visité aquel lugar por la simple y sencilla razón que ahí nació y murió mi padre, Sixto Aquino Damián. Me pregunto si se habrán conocido. Habrían sido buenos amigos, tienen muchas cosas en común, me parece. O si como yo, por culpa de una centroamericana guapa, casi pierde un brazo en uno de los tantos ranchos bananeros que abundan en la región.

Corrillo

Las relaciones amorosas son como un tiburón, siempre deben estar en movimiento. Y lo que tenemos aquí es un tiburón muerto (Woody Allen).

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